La industria del PVC desde 1970, ha intensificado la incorporación de regulaciones ambientales y de salud ocupacional, asegurando la reducción de resinas de PVC, que son utilizadas para numerosas aplicaciones, algunas de las cuales están relacionadas directamente con la salud del ser humano. Estudios realizados en otros países demuestran que a nivel mundial, menos del uno por ciento de los casos de cáncer se deben a productos industriales, siendo el PVC un porcentaje mínimo de estos productos.
Como se mencionó anteriormente, si estos productos implicaran algún riesgo por mínimo que fuera, las autoridades sanitarias de todo el mundo no permitirían que se empleara en estos usos.
Otro mito es el relativo a las dioxinas, sustancias tóxicas y supuestamente cancerígenas, que no sólo se encuentran en la boca de las chimeneas de las fábricas, sino también en la de los fumadores en las fogatas e incendios forestales, en los asadores de carbón y en los gases que arrojan los tubos de escape de los motores de los medios de transporte que todos utilizamos.
Se ha relacionado la generación de dioxinas en la incineración del PVC, que está presente en los residuos sólidos, que son incinerados para la recuperación de energía.
Numerosos estudios han demostrado que la ausencia o presencia de PVC, aún en cantidades tres veces mayores a las reales, no presenta ningún efecto en la cantidad de dioxinas generadas.
Esto se ha comprobado en los últimos 25 años, mientras que ha aumentado tres veces la producción de PVC.
Artículo tomado del boletín ANIPAC de abril de 1999 (año 4, No. 16)